Jura que tenía tupé y unas patillas afiladas. Pañuelo al cuello y botas con punteras. Incluso unas espuelas y una guitarra española. Así, roquero, un imán inverso para las chicas, se inició en la música siendo un adolescente. Con una libreta cuadriculada, en tiempos anteriores a internet, mendigó durante años acordes a guitarristas desconocidos, ampliando poco a poco su repertorio de clásicos del blues y del rock and roll. Hasta que, una noche de alcohol, como sucede en las mejores historias, se cruzó con Marcos Gómez y formaron la banda Triturando Blues.

El objetivo era claro: ofrecer 100 conciertos y conocer a 100 músicos. Y se consiguió, durante más de una década, en la que desfilaron por la banda decenas de buenos baterías, guitarristas, bajistas, cantantes, y siempre la misma pianista, Marina Song, la mujer que inspira a Jesús Gordillo la mayoría de sus obras.

Mientras tanto, como si fuera una antena parabólica mal sintonizada, un verano cualquiera, fue fichado como colaborador radiofónico, interpretando un personaje de ficción llamado El Detective Gordillo, en Canal Extremadura Radio. El sol sale por el oeste, se titulaba el programa, en el que se enamoró por completo de las ondas radiofónicas. Pasó a horario nocturno y terminó conociendo a Josean Moreno, que le ofreció un micrófono en el mítico programa La Sábana. En esta ocasión, y durante varios años, se enfundó en un papel radiofónico que le venía como anillo al dedo: paciente de un sanatorio que entraba en directo desde su Rincón de las paredes acolchadas. Una sección de humor teatralizado, que alternaba con su participación como tertuliano en la sección de cultura friki Las Polillas.

Hace blues, soul y funky, durante años, por escenarios de pueblos y algunas televisiones locales, intercalando la banda principal con algunos proyectos musicales alternativos. Coordina, incluso, el festival Antrockpoplogía, un espectáculo de música y teatro, que reunía en un mismo escenario a mas de 20 artistas en cada sesión. Así consume una década, hasta que Marcos Gómez decide darse una oportunidad en otros proyectos, y vuela a probar suerte en otros compases. Triturando, en cambio, aún tenía algo de pulso, por lo que, tras recibir una descarga eléctrica de la nueva cantante, Macarena Bernal, continúa aún algunos años destrozando los escenarios. Macarena y Marina, por su parte, formarían luego la banda La Momia Bebé, con gran éxito y un estilo original.

En paralelo, y con una única actuación en la gala de clausura del Festival de Cine Inédito de Mérida, formaron la banda acústica Sesión Golfa. Un concierto; un éxito. No todas las bandas pueden llegar a decir tanto.

Triturando blues terminó muriendo de vieja. Satisfecha por las tablas devoradas, y agotada por años de buenas canciones, se disolvió de forma tranquila, dejando a Jesús Gordillo con el espíritu a medias. Colgó la guitarra en el salón de su casa, como el trofeo de un rinoceronte cazado, y se dedicó durante un breve periodo de tiempo solo a las letras y la radio. Compró un bajo, con menos cuerdas y más gordas para sus ojos cansados, y vivió un tiempo la música solo como banda sonora mental de las historias que iba publicando. Hasta que conoció a Omar Morán, y fue amor a primera vista.

Compañero de radio, de techo (algunas veces) y con el espíritu de Jhonny Cash en las cuerdas vocales, no tardó en despertar en Gordillo de nuevo las ganas de escenario. Junto a Marina Song, Juan Luis Guerrero y el propio Omar, nació una banda que daría muchísimo de qué hablar: El Vendedor de Biblias.

Pero Omar era un alma libre, a la par de un hombre de éxito. Indomable para la rutina, y acosado por su ascendente carrera de locutor televisivo, terminó dejando la banda tras apenas una decena de conciertos y actuaciones privadas. Así, con un brindis celebrado, y otros tantos pendientes, partió hacia la capital y dejó una vacante que sólo podría cubrir una persona en todo el planeta: Marcos Gómez. Marcos, Marina y Jesús volvieron a reunirse para vender biblias.

Pero el cliché del rock and roll terminó por alcanzar al Vendedor de Biblias, y la banda fue afectada por una enfermedad de la que no supo curarse. Cansado y derrotado, tras más de 20 años dedicados a la música, Jesús Gordillo decide dejar los escenarios para siempre, mientras aún conservara todos los buenos recuerdos intactos. No obstante, antes de vender sus instrumentos, aun tuvo tiempo de montar una única banda ambulante que debería tocar por las calles de Badajoz durante unas navidades. Mala racha, se llamaba, pero no pudo ser mejor despedida de lo que había sido una de las mejores etapas de su vida.

Mayo del 2019, tras años alejado de las cuerdas, Jesús Gordillo nos sorprende con una mensaje en sus redes sociales. Se arrima un poco a la música de nuevo. Solo un flirteo, se jura a sí mismo. Solo un flirteo.